Vivir en Berlín. Kottbusser Tor.

martes, 25 de febrero de 2014

Todos los días caigo en la cuenta. No es una idea que me asalte de pronto sino que es una reflexión que hago cada día. Una pequeña reflexión, podemos decir. Una reflexión de mierda. Puede ser. 

Volviendo a casa uno va siempre pensando en sus cosas: he dejado esto hecho, he contestado este mail, a este no, tengo que comprar esto, pagar aquello, llamar a mis padres, ir al IKEA, etc.  Después de este breve repaso mental que habitualmente dura unas cuantas paradas de metro, la megafonía me devuelve a la vida real: “Näschte Station, Kottbusser Tor”. 
(Coño, es verdad, que vivo en Berlín.)




Vivir en Berlín. Maricas de la basura.

martes, 18 de febrero de 2014

Ojalá hablara alemán, pero de momento no he encontrado el tiempo para aprender. Chapurreo un poco y me desenvuelvo en la vida diaria, pero si alguien me habla en alemán de algo que no he previsto mi cara puede ser un verdadero cuadro.

Hoy he cruzado unas palabras muy ridículas en alemán con la cajera. He pillado tres bolsas para meter la compra y ella ha me ha preguntado si quería las 3 o sólo una. La respuesta no era ni uno ni lo otro porque yo quería 2 /zwei/. Yo he dicho dos y ella una. Entonces yo he dicho “dos bolsas” y ella se ha mosqueado y me ha soltado una retahíla en alemán que no he sabido descifrar. Yo, que soy cabezón, he acabado por decirle “ja, genau!” (eso es) porque soy capaz de repetir todos los números del Alemán que me sé antes de decir “Englisch bitte”. Estas cosas hacen que a veces me sienta un ser deleznable, pero soy paciente.  

A decir verdad, las cajeras son más pacientes que yo. Una vez me vi preguntando por “maricones de la basura” /müll tunten/ en lugar de por “bolsas de la basura” /müll tuten/ y después varios forcejeos sonoros la buena mujer me llevó a las bolsas y me dijo “TÜTE”. Me pareció todo un detalle que no acabara la conversación llamándome MARICÓN, aunque lo hubiera entendido.