El espacio que dejaste al marcharte

domingo, 30 de octubre de 2011


Mi respiración se cortó abruptamente.

Un portazo, una patada.

Me tapé los ojos, una vez más. No quiero ver esto, pensé, no puedo. Inicié una maniobra con mi brazo que acabaría colgando el teléfono, pero ese momento nunca llegaba. Nuestra canción favorita no era ya la de un grupo indie finés; era un pitido telefónico infinito. Corrí por un túnel que resultó ser una trompeta, con sonidos oscuros y estridentes. Luego,  percusiones. Hacia lo oscuro.

Tan tan, tan tan, tan tan, tan.

Claro que no se acaba el mundo. Uno puede vivir de por vida con una pierna menos. Puede incluso vivir sin ojos. Pensándolo bien, preferiría vivir sin ver antes que sin una pierna. Bueno, no lo sé. Estas cosas no las piensa uno con claridad si tiene todos sus órganos y sentidos intactos. Pero, ¿y sin corazón?. ¿Puede alguien vivir sin corazón?


Mañana lloverá en Gainesville

lunes, 17 de octubre de 2011




La sesión de Google está programada para que me diga el tiempo que hace en Madrid. Siempre me lo recuerda. Hoy hay 25º de máxima y 11º de mínima. En este mismo momento, 17º,  despejado, 59% de humedad y previsión de nubes.  Durante un año y dos meses viví en Bergen, Noruega, y también me da el tiempo de allí: 10º y lluvia en este preciso momento. Estuve en Nueva York (que está muy difícil según me dicen) un mes y medio, por tanto, también tengo el tiempo de allí: 14º y nublado.

Google me ofrece también el estado del clima en Gainesville, Florida (Flórida en inglés), Tromso, Noruega, (Trumso en noruego) y de las Azores (:D). Tromso es un viaje que tengo pendiente. Gainesville es residencia de la Universidad de Florida. Durante unos días estaba convencido de que ese sería mi sitio por los siguientes 9 meses. Pero no me eligieron a mí. A las Azores sí me invitaron a ir, con otra beca, pero esa la rechacé porque me ofrecieron unas prácticas aquí.

Mantengo el tiempo de todas ellas porque me recuerdan cosas que pudieron ser, caminos que uno pudo tomar en algún momento cuyo destino es totalmente imprevisible. También me recuerda que no siempre se consiguen las cosas y la vida sigue. Yo he podido olvidarme de aquella ciudad americana de la cual, durante unos días, supe direcciones, distancia de la costa, población, coste de vida, fiestas… pero allí el sol sigue saliendo cuando tiene que salir y llueve cuando tiene que llover, esté yo o no. Mañana, la gente de Gainesville tendrá que sacar sus paraguas porque en Gainesville va a llover, pero esto no tiene ninguna importancia ya. 

Autoestima y ser un oso.

jueves, 6 de octubre de 2011


Hace tiempo que no escribo. Últimamente como sabéis me ha dado por hacer dibujitos. De cuando en cuando miro las visitas al blog. Han bajado, evidentemente. También bajaron los comentarios. Entonces, cuando lo miro, me deprimo. Es curioso que a los blogs puedan pasarle cosas que le pasan a las personas.

Yo a veces me dejo. Dejo de escucharme, dejo de leerme, dejo de interpretarme. Dejo de entenderme. Dejo de verme. Hay un punto en el que, después de todos esos dejamientos, sucede que son los demás quienes dejan de verte. Todo se te escapa. No sabes si es el autoestima o si es que te ha mirado un tuerto. Haces memoria e intentas recordar si realmente has visto algún tuerto en tu vida. Creo que no. Solo recuerdo que de pequeño, cuando veía a esos niños con un ojo vago que llevaban un parche, yo deseaba con todas mis fuerzas poder tener uno también. Uno muchas veces no sabe cómo llamar la atención supongo. Es autoestima quedamos. 

En fin, que no es mi intención hundiros en la miseria. Es más, todo lo contrario. No se porque os cuento esto si quiera. Esto de tener tantas redes y el blog hace que quiera comunicarme mucho más de lo necesario. El otro día tuiteé que estaba cagando. El caso es que quiero deciros que hay que dar una patada al autoestima, que el autoestima es una mierda porque autoestima siempre suele ser autocompasión. Hay que trabajar por lo que queremos, hay que confiar en lo que hacemos y cuestionarnos cada cosa. Hay que escuchar a los amigos y a los desconocidos.

No sé en qué momento dejé de ser un chico de 25 años para pasar a ser una contertulia de Saber Vivir, pero hacedme caso que hoy estoy lúcido.

Besos y abrazos, queridas amigas. Sed un oso*.

*Consejo de mierda que tengo que entrar con calzador porque quiero poner hoy un dibujo de un oso que hice.