Promociona tu blog y no mueras en el intento

martes, 29 de marzo de 2011

Cuando uno se empeña en tener un blog tiene un problema. Porque hay muchas señales que nos da la vida para que lo dejes, e ir en contra de estas señales es un esfuerzo muy grande, como el que hace Lidia Lozano para parecer una mujer atrapada en 1995.
En primer lugar, tus amigos no te leen, es falso. Cuando pides opiniones, nadie sabe que decir. Pero critícalo coño, les digo. Nada, no hay manera. Y piensas, ¡joder, este cabrón no se ha leído mi blog!, el blog de su amigo. Y luego preguntas un poco más por ahí, y te das cuenta de que de entre todos tus amigos, apenas lo han leído 5 ó 6 y piensas, joder, ¡es que estos hijos de puta no han leído mi blog. Pero uno no debe enfadarse por eso.  Cambiemos de amigos, sin acritud.

Total, que visto lo visto, decido buscar en el Google lo siguiente “maneras de promocionar tu blog”. Así, tal cual. Y sorprendentemente, hay mil maneras de hacerlo y MIL no es una forma de hablar. Pincho en “8 errores que ponen en aprietos a tu blog”. Hmmm, sí... interesante; los cometo todos. Luego encuentro “20 herramientas para promocionar tu blog” y “30 ideas para promocionar tu blog”. Mira qué bien, un poco más de ayuda nunca viene mal, digo. Sigo. “99 maneras de promocionar tu blog”. ¿Pero qué coño…? ¡Pero si no tengo ni tiempo de ir al baño entre tweet y tweet!, ¿tú crees que voy a poder leerme las 99 maneras esas? Luego te topas con posicionamiento en buscadores, feeds, pagerank, memes, flores, campos, caballos corriendo salvajes y unos gnomos que te saludan al pasar y sonríen mientras te dicen ¡Despierta!. Perdón, creo que iba por la manera nº33.

La mayoría de los consejos pasan por: escribe bien, sin faltas de ortografía y con  contenidos de calidad, pásate por otros blogs, se humilde, participa activamente en tu blog, ¡ESCRIBE TODOS LOS DÍAS!. Dicen que está demostrado que la gente que escribe todos los días tiene mayor flujo de gente a la página y Google les pone “mejor nota”, por así decirlo. Y yo me pregunto, ¿qué cuentan?. Joder, qué presión.

Yo me he propuesto escribir un par de veces por semana, lo que pasa es que es posible que no pueda cumplir hasta dentro de, calculo, 1 año, que es lo que estimo que tardaré en leer y poner en práctica “las 101 maneras de promocionar este humilde blog”. Sí, he añadido 2: ser inmortal y no tener vida.

Esta imagen pudo ser tomada en CUALQUIER momento entre 1995 y 2011.
Mirar esta imagen puede ayudar o hundir a las personas. 

Porno, ropa, y ¿follamos?

domingo, 27 de marzo de 2011

Hay muchas cosas que nunca dejan de sorprenderme y hoy me he dado cuenta de que tenía que comentarlas. Bueno, honestamente, se ha dado cuenta mi amigo Lucas, yo nunca caigo en las cosas que puedo decir. Se os ha caído un mito, lo sé. El caso es que a mí nunca deja de sorprenderme 1) que haya gente que se sepa los nombres de los actores porno. Porque sí, yo comprendo que esa gente tiene su nombre, su DNI y sus cositas, pero nombres y apellidos, e incluso, si son pasivos, activos o versátiles… me parece increíble. Pero, ¿quién ve los títulos de las pelis porno?.  Oye, di que soy malo para los nombres, pero además cuando consumo porno, nunca soy de esos que consultan la biofilmografía, llamadme loco. La 2) es que quedo maravillado cuando una chica reconoce dónde otra ha comprado la ropa. “De Blanco, ¿verdad?”, ¡Sí tía!. No sé, supongo que alguna vez en mi vida podrá pasarme, pero es que no se si tendré esa tentación de corroborarlo, es una cosa que solo las chicas y alguna marica muy selecta puede permitirse. Imagínate que no es de donde pensabas… menudo palo.

Otra cosa que me llama la atención son estos mensajes que te llegan a partir de las 4 de la mañana, de gente que no esperabas por lo general, que suelen ser en plan “¿qué haces?”, “¿Qué tal wapo, has salido?”, que se traducen en un básico “¿follamos?” y, más concretamente en un, “mira qué hora es y no he pillao’ ni un resfriado”. Yo no diré que no lo he hecho alguna vez, pero cuando me lo hacen a mí no me hace tanta gracia; uno puede tener sus necesidades, pero tonto no es… que cuando te llega el mensaje dices para adentro “No has pillao eh, chaval. Vaya qué putada… ejem, yo tampoco”. Menos mal que uno tiene dignidad y amigos. Sobretodo amigos. En otro orden de cosas, ¿no hay palabras que no entendéis cómo es posible que se escriban así? Yo, por más que miro y remiro “yendo”, me resulta increíble que se escriba con “Y” y no con “LL”. Con Rusia me pasa lo mismo; es ver un mapa y solo puedo pensar: “Joder, es que no veas si es grande…”. 

Mascletá en Stop Motion

viernes, 25 de marzo de 2011



Es cutre sí, pero es que soy chiquitillo y es lo único que pude pillar.

El eterno retorno

jueves, 24 de marzo de 2011

Una vez que me sobraba el tiempo y estaba algo falto de cariño, estuve 40 minutos charlando con un teleoperador de MoviStar sobre las ofertas de telefonía que tenían. Yo le dije que era Yoigo porque era muy barato llamar y él, fruto de esa confianza que llevábamos cultivando 40 minutos, me dijo que yo era un egoísta, porque sí, a mí me salía barato llamar, pero a los demás les salía muy caro. No tuve más remedio que darle la razón como a las locas.

Luego está ese universo llamado A-D-S-L. Cuando quieres cambiarte de compañía, todo son facilidades. ¿Que no tienes router?. Te lo dan. ¿Quieres 50 MB?. Te los ponen, ya vivas en lo alto de la Torre Picasso o en una cueva granadina; los 50MB, llegan. ¿Barato? Por supuesto, aunque lo mismo te cobran 10 euros 3 meses y luego empieza una subida gradual hasta los 60-80€, porque esa es otra…si algo sé, es que da igual lo que tú contrates en un principio, ni los cálculos que hagas al cambiarte; cuando te cambias de compañía, por unas o por otras, pagas exactamente lo mismo que pagabas antes.

Yo, de MoviStar me cambié a Orange. Nos prometieron 10MB, y efectivamente… nos llegaron 4. Señor, es que donde usted vive, no hay cobertura suficiente. Y tu madre, ¿perdió la cobertura del cerebro justo antes de darte a luz, cabrona?. Después me cambié a Jazztel, muy a pesar de que lo anunciaba Jesús Vázquez y eso de por sí me inspiraba menos confianza que Massiel en una coctelería. El caso es que nos va igual que antes, pagamos algo menos, pero estamos igual de mal. Y llamas y llamas y te pasan de un lado a otro, y te dicen que mires el router, que mires los cables, y te vuelven a pasar a otro, y te cabreas, y les chillas, te cagas en su señora madre, y te preguntas si lo que Nietzsche quería decir con el eterno retorno era que esa llamada (que además yo pago, y nada barata) puede repetirse hasta el infinito, pasando el teléfono de padres a hijos por los siglos de los siglos. Porque no se si lo sabéis, pero en los call centers tienen prohibido colgar hasta que no les digas tú adios, por mucho que les insultes, se aburran o la oreja les sangre. A malas, intentas que te pasen con un encargado, pero descubres que los encargados son como los metrobuses, que no existen.

Total, que estoy a un paso de volver con MoviStar. Efectivamente, el eterno retorno. 


Amor fallero

lunes, 21 de marzo de 2011

Algo tiene que tener el fuego que a todos los seres humanos ha apasionado desde que se descubrió cómo crearlo. Bueno, supongo que ya antes se verían cautivados por los incendios espontáneos o las erupciones de los volcanes, incluso por el que los dragones exhalaban por sus bocas. El caso es que nos cautiva y sobretodo nos pone controlarlo. Los hay que queman bosques por placer; los llaman pirómanos. Los que los queman para especular con el terreno; los llaman hijos de puta, los que prenden velas, incienso, etc. 

Yo confieso que el fuego siempre me ha creado tremenda curiosidad. Cuando tenía unos 5 años, estando con un amigo en la sala de estar, decidí prender una cortina. No me preguntéis porqué. Tenía un mechero, miré la cortina y bueno, pues eso. La cortina empezó a arder con celeridad y salí al salón, donde se encontraban los padres y, con sesgo seco, me limité a restarle importancia con un simple “Las cortinas están ardiendo”. Yo soy de quitar importancia a todo.

El domingo volví de pasar unos días en las Fallas. He de decir que no conocía Valencia casi nada y me ha sorprendido de manera muy muy grata, es preciosa. Mi amigo Edu nos ha llevado a tal ritmo por sus calles que en algún momento pensamos que quería perdernos de vista, pero ha valido la pena. Me quedo con la Cremá, la noche en la que se queman las fallas. Un grandísimo número de almas contemplando como arde algo que representa de alguna manera a todos, escenas populares, deseos, quejas y plegarias. El fuego debe evocarnos cosas muy íntimas, muy básicas e instintivas del animal que llevamos dentro. Nos aturde y nos libera, porque en el contemplamos algo que nos debe hacer felices, algo que no reconocemos pero que nos absorbe. No en vano, todos relacionamos el fuego con las pasiones y el amor, con las calenturas del cuerpo, así que contemplar el fuego tiene algo de hacer el amor. A falta de pan, buenas son fallas. 



Os dejo con esta canción de Cristinita Percances.

Caravana, Pijama

jueves, 17 de marzo de 2011


Creo que hay gente que, definitivamente, no sabe estar. Yo no digo que sea el Yoda de las buenas maneras, estoy a años luz de ser eso y millones de cosas, pero me gusta pensar que, al menos respecto a eso, no lo hago tan mal. No hablo de las maneras en la mesa (aunque podría). Llámale “saber estar”, llámale “saber vivir”, “autocontrol”, “meter la pata”, “caravana” o “pijama”, me da igual, hay gente que, sea lo que sea, no sabe.

Cuando uno expresa una opinión, por lo general, espera una respuesta de su entorno, positiva si puede ser, y yo no soy de sentenciar, pero eso es así, aquí y en la China popular. Y es así porque uno no se digna a hablar sin esperar nada a cambio, y menos cuando te expresas en las redes sociales. Si quieres desahogarte sin más pues hablas con Dios como Santa Teresa, escribes en un diario o hablas sola como las locas, pero no lo escribes en un Twitter o en un Facebook. ¿No? Cuando alguien que no te gusta, dice algo que tampoco te gusta, hay muchas maneras de contestar y, de verdad os digo, que muchas de estas maneras de las que os hablo, son buenas.

Entonces, no entiendo que, habiendo buenas maneras, haya gente que opte por las malas. En Internet no nos conocemos, me cuesta creer que pueda haber acritud en los comentarios de la gente. Oiga, si yo a usted no le conozco. Bueno, pues es que hay gente así, cabreada con el mundo y ya esta, gente para la que cada cosa insignificante de esta vida es muy pero que muy importante. Los que tenemos esta extraña cosa a la que llaman sentido del humor, a veces todo se nos hace raro.

También está la gente que hace desafortunados comentarios. De eso no creo que tenga que hablaros; estoy seguro de que David Bisbal está dispuesto a explicaros un poco mejor en qué consiste, pero hay gente de a pie que tiene el cuajo de hacer comentarios como este.


Pues eso… caravana, pijama.  

Hacerse el muerto

martes, 15 de marzo de 2011

Cuando yo tenía unos 6 años, vi una noticia que no se me ha ido de la cabeza aún. Un par de alumnos de un colegio estadounidense entraron en una clase llena de niños de mi edad y se liaron a tiros. Murieron todos, menos uno con gafas. Pasé toda la tarde pensando cómo se sentiría ese niño y cómo había tenido tanta suerte. Lo de la suerte no me debió convencer, porque pensé que ese niño había sobrevivido porque se había hecho el muerto. Yo lo habría hecho, o al menos eso creía. Todos sabemos qué hay que hacer cuando no nos toca hacerlo. Pero veréis, lo curioso es que yo siempre estoy pensando en escapar.

Muy pocas personas de este mundo saben que tengo como costumbre buscar una manera de salir si alguien o algo me atacara, una cosa que hago cada vez que me voy a alojar en cualquier lado. No es manía persecutoria ni nada por el estilo, diría que es más un hobbie. Da igual que sea un ataque zombie, o un loco con una Kalashnikov; siempre busco una manera de huir de los sitios. También he leído varias veces qué tengo que hacer si hay un ataque nuclear. Seguro que alguno lo habrá pensado, y tendrá razón, que no debe ser de mentes sanas pensar, de cuando en cuando, que un grupo de zombies o un estudiante cabreado con el mundo va a matarme, pero el caso es que yo lo hago, aunque huir no está bien visto respecto a quedarse y luchar.

Yo no le doy muchas vueltas; intento no pedirme explicaciones y eludir a quien parece pedirlas. Me he dado cuenta de que hay comportamientos que están sobrevalorados… y me aburre.

Hace tiempo me enteré de que eso de hacerse el muerto tiene nombre y se llama tanatosis, y es un arte que desarrollan muchos animales para sobrevivir. Tan malo no será. 

Por Dior, qué "meneo".

jueves, 10 de marzo de 2011

Resulta que me hice una cuenta de Menéame ayer. Estuve leyendo un poco como se utilizaba y hoy decidí participar. Al parecer, tú cuelgas una noticia y la gente la “menea”, es decir, la promueve y se opina sobre ella. Además de los meneos y los comentarios de la gente, te pueden votar negativamente, lo que supone una bajada en tu puntuación de “karma” (que también mide eso). El Karma inicial es de 6. Para terminar, hay un apartado para poner título al link que vas a hacer y yo he puesto esto:

El más rico del mundo tiene 74MIL M/$. Si en la tierra somos 7MIL de millones de personas, puede darnos 1M a cada uno sin dejar de serlo.

Yo, cegado por la cantidad de millones que me han parecido los que tiene ese señor y el resto de la lista (yo con que tengan 10.000 euros ya me parece una situación boyante), he twiteado y “meneado” esa teoría mía. A poco dominio que uno tenga de los cálculos verá que me he equivocado y bien. Para que pudiera dar un millón a cada uno tendría que tener 74MIL millones de millones. Y yo, que cuando he colgado el titular he pensado que era un regalo de reflexión para el mundo.

El caso es que no habían pasado ni cinco minutos y me ha dado por ver que ocurría con mi noticia. Tenía curiosidad por ver la rapidez del Menéame y además, uno siempre tiene curiosidad por ver el impacto de las cosas que piensa. Una exclamación salta y me hace la siguiente observación “Tu entrada está teniendo muchos votos negativos; si la eliminas no afectará a tu karma”. Mi karma, que había empezado en 6, iba por ese momento a -33. ¿Qué pasa? Miro los comentarios, hay muchos, muchos. De refilón leo “Lo que tendrían que darnos es clases de matemáticas paleto”, “Esto no es un microbloggin”, “Esta noticia está repetida”. No leo más. Abro la calculadora del Mac; ¡mierda, no tiene espacio para tantos ceros!. Busco una calculadora en casa, de cuando yo aprobaba con pinzas las matemáticas; aún tiene fórmulas copiadas a lápiz en la tapa, que era mi chuleta. Hago la cuenta. Efectivamente, me sale a deber. Mi madre me llama para no sé qué. ¡No puedo mamá!, grito nervioso. Las críticas no hacen más que aumentar y aumentar. Mi karma está en -60.  Ay dios, ¿pero cómo funciona esto?, siento como si estuviera encerrado en un cuarto de limpieza en un edificio de oficinas y tras la puerta hubiera un ataque zombie. MIEDO. Veo la luz: borro mi cuenta del Menéame presa del pánico. ... Uffff. ¿Pero qué clase de gente tiene tanto tiempo libre como para ponerme verde en 5 minutos?

En Twitter tan solo ha habido un par de comentarios corrigiéndome y con gracia. He sentido por primera vez el precio del ciberespacio. Según mis nuevos cálculos, ese señor no puede darnos ni 11 dólares a cada uno. Vamos, que ese señor (y más de 1200 millonarios que le siguen), no tiene ni donde caerse muerto. Y todo eso, que diría mi madre.

Robot inocente

miércoles, 9 de marzo de 2011

Yo no lo recordaba, pero resulta que hace unos meses se me calló el disco duro externo al suelo. Casi inmediatamente, empezó a sonar un ruido que a mí se me antojó como un quejido, como si llorara. Era un sonido como el que produce papel si lo acercas a un ventilador, no se.. un brrrr agudo e intermitente. Miré por unos instantes al aparato y lo cogí. Creo que sentí lástima. Entre risas, le pedí perdón, le dije que yo no quería tirarle, que había sido un accidente. Me acordé de que una vez se me escurrió de las manos el hámster de un amigo y me sentí fatal, porque el animal murió. Creo que no he matado al disco duro. No, no lo creo.



Tampoco creo que nadie se haya sorprendido por lo que digo. Al fin y al cabo ese disco duro guarda 500GB de memorias, de recuerdos míos. Guarda los videos de mis viajes, o más bien, los brutos de los viajes, porque soy de esas personas que graba y graba y no monta. Guarda todos mis trabajos de la universidad, mis fotos del Erasmus, las fotos de todos mis móviles antiguos, mis escritos. No se, es como para tenerle cariño y respeto. No digo que yo sea un ser excepcional (no quiero recalcarlo, vamos); algunas máquinas son de gran importancia en nuestras vidas.También es que yo soy muy de animar a los objetos, mis amigos lo saben. El otro día deleité a una compañera de clase haciendo un moonwalker con las gafas. Que se estropee la cafetera o el aspirador, no nos produce nada más que hastío, por tener que desembolsar de nuevo el dienero. Pero ¿el ordenador? ¿Alguien ha experimentado ese vacío tras perder la información de tu ordenador? Es como perder los mensajes del móvil, pero peor, mucho peor. 


Recuerdo que escribí todos los mensajes que nos enviamos mi primer novio y yo. Todos sin excepción, por si algún día se borraban, porque me daba terror de pensar no tenerlos, porque perderlos era como perderle a él. Es una cosa muy humana (porque yo soy así, humana, como Nati Abascal). Lo de mantener los recuerdos y lo de intentar que estos trasciendan en un entorno digital. Nos sentimos más seguros si escribimos todo en un papel porque pensamos que el papel no se destruye con tanta facilidad.
De alguna manera, las cosas que no recordamos, no han pasado.

No lo he arreglado aún. Se me olvida siempre porque soy algo perezoso y desordenado. Pero de cuando en cuando, miro allí donde él se encuentra, como para darle ánimos. Vamos, saldremos de esta. El otro día un twitero me decía que el ordenador tenía una parte muy sensible, a lo que yo le contesté que, algún día, el ordenador lloraría. 


¿Qué queréis de mí?

lunes, 7 de marzo de 2011

Cuando ves que pasan los meses y sigues sin encontrar curro, algo se va apagando dentro de ti. Llámalo ilusión, llámalo confianza en uno mismo, llámalo X, o X2, porque lo mismo se pierden varias cosas.

Afortunadamente, vivo con mis padres y no es cuestión de vida o muerte que encuentre trabajo. Quiero decir que es posible que, eventualmente, muera de pena, pero no de hambre. Por tanto, busco y busco y busco hasta que me canso, me canso y me canso y, entonces, dejo de buscar por unos días. Y es que buscar empleo es de las cosas más horribles que se puede echar a la cara, entre otras cosas, porque uno no sabe muy bien cómo hacerlo. Quiero decir, ¿vale con que eche miles de solicitudes, incluso para aquellas cosas para las cuales sé que no tengo ninguna formación? ¿Debo personificarme en las empresas, CV en mano, y ofrecerme para lo que Dior quiera que sea? ¿Debo imprimir cientos de CV y mandarlos? He probado dos de tres; aun no me animo a visitar las empresas. Me resulta un poco violento llegar a una productora y decir: “Hola, soy Javier, se hacer unas cuantas cosas y estoy seguro de que puedo aprender muchas más. No tengo problemas con cobrar poco, no tengo problemas con salir tarde, con trabajar en grupo y, sobretodo, no guardaré evidencias de las felaciones que de aquí en adelante puedan ocurrir. “ La verdad es que, viéndolo así, yo sí me cogería para trabajar.

Pero claro, no es ese el problema; puedo estar entregadísimo a la búsqueda de trabajo como veis, pero resulta que a parte de tener multitud de cualidades, a uno le piden ¡EXPERIENCIA!. ¿Pero no vale con que tenga muchas ganas de trabajar, hable idiomas, carnet, coche, sea un joven 2.0, haya vivido en el extranjero y tenga tanta flexibilidad como una gimnasta rumana?

Vamos a ver, yo tengo experiencia pero… ¿cuánta quieres? Hay empresas que piden recién licenciados con 2 años, ya empezamos mal, porque en este mundo de Bjork raras son las personas que acaban la carrera con 2 años de experiencia. Y si no tienes experiencia para el puesto concreto, tienes que estar en la universidad aún para que la empresa haga convenio y así no pagarte la Seguridad Social. Esa es otra, no cotizamos, aunque parece que eso va a cambiar ahora.

¿Qué mundo es este en el que me arrepiento de haber acabado la carrera? ¿Qué hay que hacer para trabajar en algo que a uno le haga aprender? ¿Qué buscan las empresas? ¿He de resignarme? ¿Tengo un concepto demasiado alto de mí (una paradoja, con lo chiquitillo que soy)? Y sobretodo… ¿Qué queréis de mí?

POR CIERTO: mi perfil de LinkedIn, que nunca se sabe dónde puede sonar la flauta. http://www.linkedin.com/in/javiergarciavillaraco

Sueños ligeros para viajes polares.

viernes, 4 de marzo de 2011

La carretera de Å a Austvågøy es larga y sinuosa. Los cristales han empezado a congelarse y yo hago figuras en el cristal con el vaho que expulso de mi boca. Es una P, de perdido, de posible, de peligro, de polar. Saco la cabeza por la ventana y me rozas la mano como para intentar que no me escape. Tranquilo, no voy a ningún lado. Sonríes. Las estrellas parecen más cerca que nunca. El frío se me clava en las mejillas como miles de diminutos alfileres. Alargo la mano y aprietas la tuya. Pones un acústico de Portishead y aguardas mi reacción. Sabes que me encanta. Sabes que te miro, lo sabes. Sabes que no puedo evitarlo, sabes que me vuelves loco, que eres agua hirviendo en mi helado corazón. Separo mi mano y giro la cabeza de nuevo a las estrellas. No se como a veces dejas de tocarme, me preguntas. 

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